macondo librería

Esta mañana al despertar me has preguntado de qué tengo ganas y después de meditarlo bajo el agua de la ducha ya te puedo contestar.

Tengo ganas de caminar descalza por el jardín, de darme el primer baño de la temporada en el mar, de leer con los pies en la piscina, de dormir hasta que me despierte, de ver una película en un cine al aire libre que me haga llorar - de la risa o de la emoción, es lo de menos-, de que me empujes en un columpio, de que el aire me mueva el pelo mientras voy en bicicleta, de darte un beso y que sepa a sal, de abrir unas cervezas y beberlas a morro, de estrenar ese vestido colgado en el armario desde hace un año, de tumbarme en el suelo a ver las estrellas una noche cualquiera.

Tengo ganas de que hoy sea domingo y mañana también, de leer un libro y quedarme atrapada dentro, de salir a cenar a la terraza y quedarme hablando con la luna llena hasta la hora de desayunar, de descubrir en tus ojos sitios que no conozco y están muy cerca, de hacer un viaje con la maleta vacía para que vuelva llena, de irme a la cama con todos mis hermanos en casa, de que vengas y durante unos días piense que no te vas a ir nunca, de escuchar una canción y sin querer se me vayan los pies, de ganar alguna vez una partida a las cartas, de encontrar un mensaje en una botella y responder.

Tengo ganas de enamorarte un poco más, de tomarme un helado antes de que se derrita, de arreglar el mundo un rato sin abrir la caja de herramientas, de comerme el bocadillo sentaba en la arena, de tener tiempo y no reloj, de escuchar tu voz aunque el teléfono esté apagado, de llevar el salón debajo de un árbol, de volar una cometa y llenar el viento de colores, de escuchar de lejos la verbena, de aprenderme un chiste bueno que nunca me acuerdo de ninguno, de comprarme un sombrero en el que coleccionar rayos de sol, de saltar la valla con la misma agilidad con que me salto las normas, de escribir la carta de amor más bonita que hayas leído nunca.

Tengo ganas de verano.

Tengo ganas de vivir.